En el borde...

En el borde preferí la vida a la verdad.

Haz lo que quieras...

Haz lo que quieras conmigo y yo protesto a veces.

La alegría inventa...

La alegría inventa una muerte apetitosa.

Con la costra...

Con la costra construí una casa.

Una lágrima, un beso o el sonido de una letra...

Una lágrima, un beso o el sonido de una letra reasentan en lo agridulce.
Así entra la promesa en los pulmones del recién nacido.

Afincaba las raices...

Afincaba las raíces conforme empeoraba el tiempo.
Cambiar de terreno augura florecimiento y frondosidad.

Se conforta...

Se conforta la colmena con su crecimiento.
Poco importa el riesgo de libar.
O a quien afuera el olvido hiela.

Aliméntalo...

Aliméntalo con tus pedazos, no sea que te trague entero.
No le des de comer a sí mismo, pues no podrás cabalgarlo luego.
Cuando arranque partes de ti, sabrás lo que sobraba.

Esta asfixia...

Esta asfixia me hace ir más rápido con mi piel rasposa.
Cuando como los dientes caen y sonrío.
Voy furioso, apurado por volver al mismo sitio.

Fui al templo...

Fui al templo y estrujé mis dedos con fruición.
“¿Soy el lapsus de un culto?”, pregunté al sacerdote.
Quedándose con mi nada, quien en realidad era un portero, me dio una sonrisa amable.
“Soy el error de un ignorante”, pensé.

A los amigos...

A los amigos, ayer paisaje urbano, mañana saludo cortés al pasar,
invítalos a tu guerra dispendiosa y sin victoria.
O conviértete en mercenario de quien sepa pagar.
A los generales, nada es más de lo que merecen.

Veo con un relámpago

Veo con un relámpago heridas me infrinjo.
Áyax, Atenea y ovejas a un tiempo, ésta hibris costó desvelos, derrotas y pérdidas.

Termina la lucha que grita a los truenos, hay que refugiar la próxima tormenta.